Rompe las cadenas

Imagínate que suena el teléfono, dejas lo que estás haciendo para responder a la llamada y de repente cuelgan. Otra vez vuelve a pitar y de nuevo nadie responde. Y así una y otra vez... Un coñazo, ¿no?

Una estúpida analogía de lo que supone el spam y las cadenas de mails. Cada vez y con mayor frecuencia recibo más y más cantidad de correos electrónicos de los cuales la mayoría se podrían calificar de inútiles, repetitivos, molestos, predecibles, aburridos y porculeros. Basura. No sólo supone todo ésto, sino que además afecta a la seguridad. Al final se convierte en un círculo vicioso: un mail cadena contiene una serie de direcciones que pueden ser utilizadas para enviar spam y así una otra vez; como una bola de nieve que se va haciendo más y más grande.

Unos cuantos años de conexión a Internet sirven a uno para darse cuenta de ciertas cosas. MSN no me va a cerrar la cuenta de Hotmail, no existe ningún niño en algún remoto país que se vaya a morir a causa de una rara enfermedad (y en caso de que lo haya, no voy a ingresar dinero en cuenta alguna), no me va a pasar nada por beber un refresco directamente del envase, es improbable que un jeringuilla me vaya a infectar con el virus del SIDA al tomar asiento en la butaca del cine, no se ha demostrado que un grupo de musulmanes haya vertido ninguna sustancia en las latas de Coca Cola por la que pueda morir envenenado, nunca recibiré un mail premiado con un millón de euros y no follaré más por reenviar ningún correo. Además, no serás mejor amigo mío por mandarme una presentación hablando sobre lo maravilloso de la amistad y del amor (de hecho te odiaré un poco más), los chistes no tienen ni pizca de gracia y (por el momento) no necesito ni drogas ni cualquier tipo de estimulante sexual.

Por cierto, si eres una persona de bien, avisa a todos tus amigos, conocidos y familiares sobre la existencia de este blog, de lo contrario, años de penurias y mala suerte te acompañarán en lo que resta de vida.