Lo último en política
Los tiempos evolucionan y la manera de gobernar y hacer oposición, también.
Desde aquellos maravillosos años de chaqueta y pantalón de pana hasta ahora, las formas de hacer política han cambiado bastante (que no mejorado). Las prehistóricas pintadas, octavillas que inundaban las calles o carteles de apoyo han quedado atrás y han dado paso a una serie de métodos con la intención de arañar el mayor número de votos del contrario.
Todo partido que se tercie debe contar con al menos un logo, color, himno y famosete afiliado a sus filas; resulta imprescindible poder identificar las ideas de una forma fácil e intuitiva. ¿Acaso te imaginas al PP sin sus gaviotas o archiconocido himno (existe tanto en versión clásica como bacalao)? ¿Qué sería del PSOE sin su rosa con espinas? ¿Y del PNV sin Clemente?
Una vez cumplidos los requisitos mínimos es cuando la imaginación empieza a desbordarse. Lo más común suele ser echar el resto en actos publicitarios o de promoción. Y los anuncios pre-electorales y lemas suelen ser un buena prueba de ello. Actos como los de entregar condones con las siglas del partido (algunos incluyen consejos tan educativos como "Fóllate a la derecha"), inventar un bebida que te haga sentir más europeo ó crear una cabezudo con la imagen del líder (véase Carod-Rovira) son buenos ejemplos de esta creatividad. En caso de que uno esté más espeso siempre quedarán los recurridos caramelos, chapas o bolígrafos.
Pero el último grito (promovido sin duda por el éxito de YouTube) es el de dirigir vídeos. Basta con poner algunas cagadas de la oposición (no hay que romperse mucho la cabeza) , añadir unos títulos llamativos y una música de fondo que acojone para obtener un resultado espectacular. ¿Que tu me criticas a mí? Pues hago una peli. ¿Que no estoy conforme contigo? Un cortometraje. Tampoco importa que las ideas estén sacadas de contexto o ni siquiera pertenezcan al país al que hace mención, la cuestión es ser original y darle un poco de ambientillo al aburrido panorama político.
Ahora sólo falta comprobar cuánto falta para que alguna de ellas reciba una nominación a los Oscar...
Desde aquellos maravillosos años de chaqueta y pantalón de pana hasta ahora, las formas de hacer política han cambiado bastante (que no mejorado). Las prehistóricas pintadas, octavillas que inundaban las calles o carteles de apoyo han quedado atrás y han dado paso a una serie de métodos con la intención de arañar el mayor número de votos del contrario.
Todo partido que se tercie debe contar con al menos un logo, color, himno y famosete afiliado a sus filas; resulta imprescindible poder identificar las ideas de una forma fácil e intuitiva. ¿Acaso te imaginas al PP sin sus gaviotas o archiconocido himno (existe tanto en versión clásica como bacalao)? ¿Qué sería del PSOE sin su rosa con espinas? ¿Y del PNV sin Clemente?
Una vez cumplidos los requisitos mínimos es cuando la imaginación empieza a desbordarse. Lo más común suele ser echar el resto en actos publicitarios o de promoción. Y los anuncios pre-electorales y lemas suelen ser un buena prueba de ello. Actos como los de entregar condones con las siglas del partido (algunos incluyen consejos tan educativos como "Fóllate a la derecha"), inventar un bebida que te haga sentir más europeo ó crear una cabezudo con la imagen del líder (véase Carod-Rovira) son buenos ejemplos de esta creatividad. En caso de que uno esté más espeso siempre quedarán los recurridos caramelos, chapas o bolígrafos.
Pero el último grito (promovido sin duda por el éxito de YouTube) es el de dirigir vídeos. Basta con poner algunas cagadas de la oposición (no hay que romperse mucho la cabeza) , añadir unos títulos llamativos y una música de fondo que acojone para obtener un resultado espectacular. ¿Que tu me criticas a mí? Pues hago una peli. ¿Que no estoy conforme contigo? Un cortometraje. Tampoco importa que las ideas estén sacadas de contexto o ni siquiera pertenezcan al país al que hace mención, la cuestión es ser original y darle un poco de ambientillo al aburrido panorama político.
Ahora sólo falta comprobar cuánto falta para que alguna de ellas reciba una nominación a los Oscar...